domingo, septiembre 18, 2005
La vida en una silla de ruedas
Nunca había reparado en lo fácil que resulta bajar las escaleras para coger el metro o correr por la calle , sorteando los bordillos de las aceras y a otros transeúntes, para no perder el autobús.
Pero hace unos días, mientras me tomaba tranquilamente una cerveza en un bar, entró un chico en una silla de ruedas. Primero tuvo que hacer frente al bordillo de la entrada, después al mobiliario disperso por el local, por último sus amigos se sentaron en una zona con tarima , por lo cual, de nuevo tuvo que realizar una maniobra acrobática.
Las acciones diarias más sencillas se pueden convertir en una odisea: comprar el pan, hacer al compra, ir a trabajar/estudiar, ir a un baño público, salir a cenar, ir al cine, coger el autobús etc.
Pocas veces había pensado en lo duro que es vivir con alguna discapacidad físca, sobre todo si vives en un mundo te ha dado la espalda.
Pero hace unos días, mientras me tomaba tranquilamente una cerveza en un bar, entró un chico en una silla de ruedas. Primero tuvo que hacer frente al bordillo de la entrada, después al mobiliario disperso por el local, por último sus amigos se sentaron en una zona con tarima , por lo cual, de nuevo tuvo que realizar una maniobra acrobática.
Las acciones diarias más sencillas se pueden convertir en una odisea: comprar el pan, hacer al compra, ir a trabajar/estudiar, ir a un baño público, salir a cenar, ir al cine, coger el autobús etc.
Pocas veces había pensado en lo duro que es vivir con alguna discapacidad físca, sobre todo si vives en un mundo te ha dado la espalda.