viernes, enero 20, 2006
Cinco hábitos raritos
Menudo encarguito que me ha encomendado Su, confesar 5 hábitos que a vista de otras personas resulten extraños.
Voy a dejar a un lado todos aquellos que sean demasiado personales, todos los que resulten desagradables, aquellos que impliquen aspectos escabrosillos o truculentos y todos los que me puedan comprometer. De los pocos que han quedado son los siguientes:
1- Hacer la cama.
Después de levantarme, tengo que hacer la cama. No soporto verla deshecha durante el día, me trasmite sensación de abandono. Supongo que esto le ocurre a gran parte de la población, ¿o no?
2- Antes y después de dormir.
Antes de dormir pienso en todo lo que he hecho durante el día, las cosas que he dicho y los lugares en los que he estado. Al levantarme, lo primero que hago es intentar recordar lo más rápidamente posible los sueños que he tenido y asociarlos a algo que me haya ocurrido o piense inconscientemente. También bastante corriente.
3- Afeitado.
Es un asunto, casi un ritual, que requiere unas condiciones muy determinadas.
- Tengo que afeitarme con brocha y jabón de barra, no puede ser de otra forma.
- El afeitado tiene que ser siempre antes de la ducha, nunca después.
- Independientemente del número de hojas de la maquinilla (2-3) siempre me doy dos pasadas.
- Necesito mucha luz.
- Siempre con el torso desnudo, aunque haga mucho frío.
¿Habrá muchos que coincidan conmigo?
4- Sandwich.
Cada vez que como un sandwich de pan de molde tiene que estar cortado por la mitad, en diagonal. Es una manía que tengo desde pequeño, cuando comía sandwich de rodilla. A día de hoy me es imposible comer un sandwich cuadrado, aunque sea una delicia. Definitivamente, esto no tiene nada de extraño.
5- Fecha: Mes y Año.
Todas las vivencias que he tenido, buenas o malas, necesito datarlas. Viajes, fiestas, peleas, películas, discos, conciertos, libros, exámenes, suspensos, estudios, trabajos... todo está fechado en mi mente. La verdad , no sé por qué me ocurre esto. Un buen día, cuando tenía menos edad (unos 12 o 13 años) comencé a fechar todos los acontecimientos. Todavía lo sigo haciendo y me sentiría perdido si no lo hiciera. Esto me recuerda la película "Memento", debería verla.
Estoy convencido que a más de uno/a en absoluto le resultará mis hábitos fuera de lo común. Espero que, por lo menos, hayan sido divertidos y amenos.
Voy a dejar a un lado todos aquellos que sean demasiado personales, todos los que resulten desagradables, aquellos que impliquen aspectos escabrosillos o truculentos y todos los que me puedan comprometer. De los pocos que han quedado son los siguientes:
1- Hacer la cama.
Después de levantarme, tengo que hacer la cama. No soporto verla deshecha durante el día, me trasmite sensación de abandono. Supongo que esto le ocurre a gran parte de la población, ¿o no?
2- Antes y después de dormir.
Antes de dormir pienso en todo lo que he hecho durante el día, las cosas que he dicho y los lugares en los que he estado. Al levantarme, lo primero que hago es intentar recordar lo más rápidamente posible los sueños que he tenido y asociarlos a algo que me haya ocurrido o piense inconscientemente. También bastante corriente.
3- Afeitado.
Es un asunto, casi un ritual, que requiere unas condiciones muy determinadas.
- Tengo que afeitarme con brocha y jabón de barra, no puede ser de otra forma.
- El afeitado tiene que ser siempre antes de la ducha, nunca después.
- Independientemente del número de hojas de la maquinilla (2-3) siempre me doy dos pasadas.
- Necesito mucha luz.
- Siempre con el torso desnudo, aunque haga mucho frío.
¿Habrá muchos que coincidan conmigo?
4- Sandwich.
Cada vez que como un sandwich de pan de molde tiene que estar cortado por la mitad, en diagonal. Es una manía que tengo desde pequeño, cuando comía sandwich de rodilla. A día de hoy me es imposible comer un sandwich cuadrado, aunque sea una delicia. Definitivamente, esto no tiene nada de extraño.
5- Fecha: Mes y Año.
Todas las vivencias que he tenido, buenas o malas, necesito datarlas. Viajes, fiestas, peleas, películas, discos, conciertos, libros, exámenes, suspensos, estudios, trabajos... todo está fechado en mi mente. La verdad , no sé por qué me ocurre esto. Un buen día, cuando tenía menos edad (unos 12 o 13 años) comencé a fechar todos los acontecimientos. Todavía lo sigo haciendo y me sentiría perdido si no lo hiciera. Esto me recuerda la película "Memento", debería verla.
Estoy convencido que a más de uno/a en absoluto le resultará mis hábitos fuera de lo común. Espero que, por lo menos, hayan sido divertidos y amenos.
