sábado, enero 14, 2006

Destruir, destruir, destruir

Ya casi hemos acabado de levantar el baño de arriba.
Cierro los ojos y veo azulejos cayendo la suelo. Cinco minutos picando sin parar y ya no podía ni sujetar la maza. Es un curro duro, de verdad.
Por otro lado, es una terapia perfecta para deshacerte del estrés y proyectar la mala leche. Cuando doy con el martillo en el cortafríos pienso en Acebes; al sacar la bañera, se me ha pasado por la cabeza Zaplana. Y además, he quemado mogollón de calorías.




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