domingo, agosto 20, 2006

Viajecito en barco

Una de las actividades que realizamos durante la semana que pasamos de vacaciones fue montar en un barco que nos dio un paseo por la costa, desde Roquetas de Mar hasta Almería. La mayoría de los días de nuestras vacaciones, el mar estuvo bastante enbravecido, y aquella tarde con especial intensidad. Ya nos lo advirtió uno de los tripulantes de la nave, quien curiosamente se parecía al gran aventurero Kitín Muñoz, que la travesía iba a ser movidita y a continucación nos ofreció una biodramina para aquellos que tuvieran el estomago delicado. Esos son los momentos en que todo el mundo dice:"¿Marearme yooo, en este barquito de medio pelo? Ni de coña." Por suerte para Kitín sólo tuvo que recoger una papilla.
La verdad es que el mar puede ser muy traicionero. Otra tarde, estaba yo tan ricamente dándome un bañito, con la mar un poco picada, luchando para mantenerme a flote, esquivando las olas para que no me engulleran, cuando decidí que me volvía a la arena porque ya había gastado sufienten calorías peleando contra el agua. Justo cuando estaba saliendo, una ola traidora me atacó por la espalda con tal virulencia que me hizo perder el equilibrio, me tragó por completo y por último me escupió a la arena. Lo cierto es que perdí por unos segundos la noción del espacio y salí a gatas del agua precisamente en el momento en que pasaban por allí dos marujas, quienes muy amablemente se descojonaron de mi en mi cara.
No obstante echo de menos el mar, el olor a salitre y la brisa azotándome todo el cuerpo.



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?